Temo preguntar por ti, y que cuando pronuncie tu nombre flaquee mi voz,
Temo indagar y que las personas noten mi desconsuelo, yo, que me pretendo fuerte,
La herida se abre, hoy soy yo quien hurga en la cicatriz cuando rememoro tu pelo cayendo sobre mí, maniatándome
Te extraño con la misma fuerza que quiero olvidarte, inconmensurables son las ganas,
Cuando apareces esparciendo tu belleza, quisiera que mis sentidos dejaran de sentir,
Para no recurrir a aquellos instantes cuando lo eras todo, y yo, al menos, era algo,
¿Quién te da calor? ¿Junto a quién reposas luego de la dulce fatiga que provoca el amor?
¡Yo sigo!, o al menos eso me digo desde el mismo lugar, inmóvil y desvencijado,
Repasando la herida, sin orgullo, mas con entereza, porque no le temo al amor a pesar de las embestidas,
y de que aún no me cure de ti…