Foto: ACN

Che Guevara: crónica anticipada de un derrumbe

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Apenas 39 años de estoica y combatiente vida bastaron para que la acción y el pensamiento de Ernesto Che Guevara ocupen un lugar en la vanguardia de las luchas revolucionarias. Este 14 de junio, cuando se cumple el aniversario 95 del natalicio del Guerrillero Heroico, sorprende su capacidad para predecir un cuarto de siglo antes del humillante derrumbe de la Unión Soviética, su retorno al capitalismo.

Su visión analítica e indagadora, cuestionó la aplicación de   herramientas capitalistas en la organización de los procesos productivos, observada durante sus visitas a la Unión Soviética y otros países socialistas afines.

En cierta industria de la URSS, relataba en el Ministerio de Industrias, descubrió aberraciones en la planificación. Se establecían planes de fácil sobrecumplimiento, falseando el carácter movilizador de la emulación. De la experiencia se deduce que el estímulo material que se recibía por los trabajadores, no premiaba el verdadero esfuerzo.

Su crítica a la teoría del valor y la sobredimensionada estimulación material como palanca del desarrollo de la economía socialista, estaban en el núcleo de los arduos debates sostenidos por el Che. Tras el triunfo revolucionario, durante su breve participación en la construcción del socialismo en Cuba, ocupó cargos como presidente del Banco Nacional de Cuba y como Ministro de Industrias.

El estudio como prioridad

La entrega y dedicación personal para apropiarse de los elementos indispensables al desempeño de las nuevas misiones, lo involucraban en cursos, seminarios y talleres, que se organizaban en el Consejo de Ministros y en las oficinas del propio Ministerio de Industrias.

El estudio de El Capital de Carlos Marx y otros textos de Economía Política, se asumían con el mayor rigor y disciplina. Para ello, solicitaron a la dirección soviética el asesoramiento de algún especialista que les impartiera la materia.

Anastasio Mansilla, profesor de El Capital en la Universidad de Lomonosov de Moscú, fue el especialista designado para cumplir el encargo de impartir clases a alumnos del renombre de Fidel Castro Ruz, Ernesto Guevara de La Serna y Carlos Rafael Rodríguez entre otros.

Las jornadas de estudio, que tenían lugar en la noche, muchas veces hasta horas bien avanzadas del amanecer, reunía a un colectivo de acusiosos estudiantes que a su vez, relacionaban los conceptos teóricos con las experiencias prácticas que les imponía el proceso revolucionario.

Polémicas, debates, criterios encontrados, formaban parte del proceso de aprendizaje, en el cual Fidel y el Che, devenían los alumnos más “difíciles” según reconociera años más tarde el profesor Mansilla.

Una derivación de aquellos debates, devino la polémica protagonizada por el Che, defensor del Sistema de Financiamiento Presupuestario como modelo económico en Cuba, distinto del Cálculo Económico, sistema que regía para los países socialistas aliados a la Unión Soviética propuesto en Cuba por Carlos Rafael Rodríguez, entre otros partidarios.

El Sistema Presupuestario de Financiamiento constituía un primer esfuerzo en alcanzar una planificación centralizada de la economía. El fortalecimiento de la estímulación moral y el trabajo voluntario constituían formas de concientización de la clase trabajadora en el principio de la solidaridad y la igualdad social.

Polarizado el debate en bandos opuestos –en el marco del debate teórico- el ejercicio cobró carácter programático, al que llegaron a sumarse académicos y especialistas reconocidos de distintas universidades europeas.

El Che nunca abandonó el estudio ni descuidó el debate, por el contrario  lo estimulaba como forma de la superación. Insistía en la necesidad de leer los clásicos, Marx, Engels y Lenin, y no desestimaba la lectura de Mao y Trovsky, o la de académicos como Althusser y Marcuse.

En consecuencia, la actitud crítica del Che llegó a revelarse en sus encuentros con funcionarios soviéticos y de modo especial durante su intervención en la Conferencia Afroasiática de Argelia en 1964, donde critica a los paises socialistas por el cobro de las armas y los intereses comerciales a los pueblos que defendían su independencia.

Una muestra del interés del Che por la lectura y el conocimiento de la cultura soviética es contada por Nikolai S. Leonov, autor de la pieza biográfica “Raúl Castro, un hombre en revolución”. Allí señala qué durante un encuentro en México con Raúl, donde se realizaban los preparativos de la expedición del Granma, el Che Guevara le pidió que le consiguiera tres libros en español: Así se templó el acero, de Nikolai Ostrovski; Chapaev, de Dimitri Furmanov, y Un hombre de verdad, de Boris Polevoi. Obras literarias publicadas en Cuba, sobre héroes surgidos del pueblo soviético.

El comentario me hace pensar en el respeto que sentía el Che por la obra inmensa de la Revolución de Octubre, que no impedía en cambio la contundencia de sus reflexiones a la hora de criticar lo que pudiera dañar o entorpecer la construcción del socialismo.

La crítica como herramienta revolucionaria

En cambio, sus señalamientos no fueron siempre bien vistos por la dirigencia soviética. Seguramente, entre las causas que aletargaran la publicación de los Apuntes críticos a la Economía Política, escritos por el Che durante su estancia en Praga, en tránsito hacia Cuba, donde cuestiona las tesis, categorías y leyes económicas contenidas en el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS, que para entonces fungía como una biblia para la dirección soviética.

Aquellos manuales de la época los definió como “…ladrillos soviéticos que tienen el inconveniente de no dejarte pensar; pues el partido ya lo hizo por ti…”

El propio Che admite la gravedad de sus conclusiones al señalar la Nueva Economía Política (NEP), adoptada por Lenin para superar las consecuencias de la economía de guerra practicada durante la guerra civil y la invasión extranjera, como “uno de los pasos atrás más grandes dados por la URSS”.

“Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica (NEP) han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura capitalista fue influenciando cada vez más de forma más marcada las relaciones de producción, y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura; se está regresando al capitalismo”.

“Nuestra herejía” y “nuestra osadía” así autodefinida por el Che, a partir de la dura crítica a que sometía la NEP, constituía un acto de profunda honestidad revolucionaria. Luego de enfrascarse en una búsqueda permanente, con todos sus medios al alcance, que no eran pocos, una dura verdad saltaba en sus análisis y conclusiones.

“… así quedó constituido el gran caballo de Troya del socialismo: el interés material directo como palanca económica”.

Cuatro décadas más tarde, Osvaldo Martínez, entonces Presidente de la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento cubano, durante la presentación del polémico texto aseguraría “era grande la osadía, por más que el Che tenía la fuerza política e intelectual para hacerla”.

Respecto al carácter revolucionario de la clase obrera en el nuevo contexto señalaba, que “…la clase obrera de los países imperialistas ha aumentado en cohesión y organización pero no en conciencia, a menos que se le dé ese nombre a la conciencia de formar parte de los explotadores mundiales”.

Otro aspecto fuertemente criticado se refería a la emulación pacífica establecida con el capitalismo “…noble en su sentido superficial, pero peligrosa y egoísta en su sentido profundo, pues desarma moralmente a los pueblos y obliga al socialismo a olvidarse de otros pueblos atrasados por seguir su emulación”.

Como señala Abel Prieto, cuando Fidel llama “desmerengamiento” a la estrepitosa caída del campo socialista, tras el derrumbe del muro de Berlín, sugiere la dudosa consistencia de la que estaba hecho.

A 95 años de su natalicio el Che Guevara constituye fuente permanente de estudio. El mundo ha cambiado. El despliegue neoliberal del imperialismo impone nuevas estrategias de lucha. Pero el espíritu indagador y polémico, cuestionador y militante del Guerrillero Heroico, en la búsqueda permanente, dialéctica y revolucionaria de las armas de lucha, están consagradas por la historia. (ALH)

Noticias Relacionadas

Las virtudes del Che

Acerca Ángel Rodríguez Pérez

Le puede interesar

Prorrogan importación de artículos sin carácter comercial

¡Haz clic para puntuar esta entrada! (Votos: 0 Promedio: 0)Cuba prorrogó la importación sin carácter comercial de alimentos, …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *